La UE ante el reto de mejorar nuestra preparación y respuesta
Toda catástrofe en un Estado Miembro es una tragedia para el conjunto de Europa. Siempre que la casa común se ve afectada, la Unión Europea está siempre dispuesta a ayudar.
Cada vez que nos asola un desastre natural de gran magnitud, la Unión Europea pone a disposición de los países afectados una serie de herramientas para ayudar en la respuesta y en la reparación de daños y reconstrucción posterior.
¿Cuáles son los instrumentos de respuesta ante emergencias de la Unión?
Instrumentos de respuesta inmediata
Mecanismo de Protección Civil de la Unión
Cuando la capacidad de reacción de un país ante una catástrofe requiere de recursos adicionales, este puede solicitar asistencia a través del Mecanismo de Protección Civil de la UE. Este mecanismo incluye una Reserva Europea de Protección Civil. Se trata de una reserva común voluntaria de activos como aviones para la extinción de incendios, maquinaria especializada en diversas tareas de reparación o rescate, expertos para su manejo, que han sido previamente asignados por los Estados miembros para su posible despliegue inmediato dentro o fuera de la UE.
El Mecanismo de Protección Civil de la UE también ayuda a coordinar las actividades de preparación y prevención de catástrofes de las autoridades nacionales y contribuye al intercambio de mejores prácticas.
Cualquier Estado Miembro de la UE y cualquier otro país del mundo —y también las Naciones Unidas y sus agencias, así como otras organizaciones internacionales— puede solicitar la ayuda del Mecanismo de Protección Civil de la UE cuando la magnitud de una emergencia desborde su capacidad para responder solo.
El Centro de Coordinación de la Respuesta a Emergencias (CECRE) de la Comisión Europea, en Bruselas, constituye el pilar central del Mecanismo de Protección Civil de la Unión Europea. Su labor incluye el envío de suministros de ayuda, conocimientos especializados, equipos de protección civil y equipamiento técnico especializado.
El CECRE permite el despliegue rápido de ayuda de emergencia, actuando como punto de conexión entre todos los Estados miembros de la UE, otros diez países asociados, el país afectado y los expertos en protección civil y ayuda humanitaria.
Está siempre abierto y opera de forma continua. Brinda asistencia a cualquier país dentro o fuera de la UE que lo solicite, ya sea a través de las autoridades nacionales o de un organismo de las Naciones Unidas, en caso de catástrofes importantes.
EU Civil Protection Humanitarian Aid
Copernicus
Copernicus es el programa de observación de la tierra de la Unión Europea, coordinado y gestionado por la Comisión Europea. Cuenta con un conjunto de satélites propios, los Sentinel, y los servicios de información proporcionados son de acceso gratuito y abierto. Cuando sucede una catástrofe natural, se puede activar para monitoreo constante de la situación, y facilitar así la gestión de los recursos de emergencia, como ha ocurrido tras la DANA en España este otoño.
Mediante observaciones por satélite y el uso de sistemas de medición terrestres, aéreos y marítimos, los servicios de Copernicus proporcionan datos globales en tiempo casi real, también aplicables a necesidades locales y regionales.
Son datos que ayudan también a los proveedores de servicios, las administraciones públicas y otras organizaciones internacionales a mejorar la respuesta ante emergencias. Estos datos también nos permiten entender mejor nuestro planeta y gestionar de forma sostenible el medio ambiente.
Copernicus - Europe's eyes on Earth
Ayuda económica disponible para reconstrucción y reparación de daños
Fondo de Solidaridad de la Unión Europea
El Fondo de Solidaridad de la Unión Europea es el instrumento de la Unión Europea ideado para proporcionar asistencia financiera y apoyo en caso de un desastre relacionado con el clima. Debe ser solicitado por las autoridades del Estado miembro afectado y puede activarse para reparar daños causados por una inundación, un incendio forestal, un terremoto, una tormenta, una sequía y, desde 2020, una emergencia sanitaria de peso como el COVID-19.
El Fondo de Solidaridad fue creado para ayudar a los Estados miembros a reconstruirse y recuperarse tras desastres como los mencionados anteriormente, permitiéndoles recuperar infraestructuras clave.
Desde su creación en 2002, este Fondo ha movilizado más de 8.600 millones de euros para 130 desastres (110 desastres naturales y 20 emergencias sanitarias) en 24 Estados miembros (más el Reino Unido) y cuatro países candidatos (Albania, Montenegro, Serbia y Turquía).
Los Estados miembros que deseen recibir ayuda deben presentar una solicitud a la Comisión Europea en el plazo de 12 semanas a partir de la fecha de los primeros daños causados por la catástrofe. Las solicitudes incluirán una estimación de los daños y toda información necesaria para que la Comisión pueda llevar a cabo su evaluación. Para poder activarlo, la envergadura del daño debe alcanzar determinados umbrales, según el tipo de catástrofe.
Si la solicitud es aceptada, la Comisión Europea determinará el importe de la ayuda financiera, dentro de los límites de los recursos financieros disponibles. A continuación, presenta una propuesta de movilización de estos fondos al Parlamento Europeo y al Consejo, que deben aprobarla. Tras la aprobación del Consejo y del Parlamento Europeo y, como último paso, la Comisión adopta una decisión por la que se concede la ayuda al Estado miembro, que la recibe inmediatamente y en un único plazo. Se puede solicitar un anticipo.
¿Qué medidas de urgencia pueden ser financiadas con carácter retroactivo a partir del día de la catástrofe? Damos algunos ejemplos:
- el restablecimiento del funcionamiento de las infraestructuras de energía, agua y aguas residuales, telecomunicaciones, transporte, salud y educación;
- la puesta a disposición de alojamientos provisionales y la financiación de servicios de urgencia destinados a dar respuesta a necesidades de la población afectada;
- la seguridad de las infraestructuras de prevención y medidas de protección del patrimonio cultural;
- la limpieza de las zonas afectadas por la catástrofe —incluidas las zonas naturales—, en consonancia, cuando proceda, con enfoques basados en los ecosistemas, así como la restauración inmediata de las zonas naturales afectadas para evitar los efectos directos de la erosión del suelo.
Inforegio - EU Solidarity Fund
Fondos regionales europeos
La Unión Europea cuenta con un reglamento llamado Restore, que permite a los Estados miembros destinar hasta el 10 % de los fondos asignados del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) y del Fondo Social Europeo Plus (FSE+) a proyectos enfocados en la reconstrucción tras desastres naturales. Estas iniciativas incluyen la reparación de infraestructuras, provisión de asistencia sanitaria, apoyo a pequeñas empresas y mantenimiento del empleo, con una cofinanciación europea del 95 % y la posibilidad de solicitar anticipos del 25 %. También se permite cubrir gastos relacionados con desastres naturales ocurridos desde 2024 y en adelante.
En el ámbito rural, los fondos del Fondo Europeo Agrario y de Desarrollo Rural (FEADER) no utilizados en el periodo 2014-2020 están disponibles para apoyar a agricultores, silvicultores y pequeñas empresas afectadas por desastres climáticos desde enero de 2024. Estas ayudas incluyen pagos únicos de hasta 42.000 euros por beneficiario, con financiación completa de la UE, así como medidas para restaurar la capacidad productiva de las explotaciones. Los pagos a los beneficiarios están programados para finales de 2025.
Flexibilidades para la utilización de recursos ya disponibles ante una catástrofe
- A raíz de las inundaciones y los incendios que afectaron a Europa Central y a Portugal en septiembre de este año, la Comisión ha propuesto el 21 de octubre de 2024 a los colegisladores cambios legislativos para introducir nuevas flexibilidades en el marco de la política de cohesión y de la política agrícola común con el fin de ayudar a los Estados miembros a gestionar las consecuencias sociales y económicas de las catástrofes relacionados con el clima.
- Los cambios propuestos, de ser aprobados por el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE, proporcionarán a los Estados miembros flexibilidad adicional para utilizar parte de los fondos de la política de cohesión para reparar infraestructuras y equipos dañados por catástrofes relacionadas con el clima, proporcionar alimentos y asistencia material básica, garantizar el acceso a la asistencia sanitaria para todos y apoyar temporalmente de manera más flexible la financiación de los regímenes de reducción del tiempo de trabajo.
- Es importante resaltar que los importes que podrían movilizarse provendrían de las respectivas dotaciones nacionales de la política de cohesión de los Estados miembros afectados en el actual período de programación (2021-2027), que pueden reprogramarse para estos objetivos.
- Además, gracias a los cambios propuestos en el Fondo de Desarrollo Rural de la UE (marco jurídico del Feader 2014-2022), los Estados miembros tendrán más flexibilidad para apoyar a los agricultores, los silvicultores y las empresas afectadas por catástrofes relacionadas con el clima.
- Además, en situaciones que lo requieran, los Estados Miembros pueden solicitar el redireccionamiento de fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia. Esta propuesta debe ser analizada y validada por la Comisión en un corto plazo y avalada por el Consejo. Esa modificación permitiría utilizar los fondos disponibles para ayudar a la reconstrucción de las zonas afectadas tanto a nivel de infraestructura pública como de vivienda, a la mejora de sistemas de alerta y a la gestión de catástrofes.
Prioridades para este mandato: mejorar nuestra preparación y capacidad de reacción
Muchos de los acontecimientos de estos últimos años han sido llamadas de alerta. Nuestras vidas se han visto perturbadas por una pandemia, la guerra ha vuelto a Europa y los fenómenos meteorológicos extremos son la nueva normalidad debida al cambio climático y así lo hemos experimentado trágicamente en España estas semanas.
Europa es consciente de que las grandes crisis de los últimos años no son ni aisladas ni transitorias. Ante estos cambios, a menudo sólo hemos reaccionado. Pero tenemos que ir más allá. Tenemos que cambiar nuestra mentalidad. La preparación debe formar parte de la lógica subyacente de todas nuestras acciones y abordar de modo anticipado todo el espectro de amenazas y riesgos.
Hoy en día, es fundamental vigilar nuestros bosques, por ejemplo, desde el cielo, ya que, en un abrir y cerrar de ojos, una chispa degenera en un incendio. O seguir posibles ataques híbridos y sus múltiples formas diferentes: la desinformación, la instrumentalización de los migrantes, los ciberataques y el sabotaje. Un clic puede apagar las redes eléctricas y dejar a ciudades enteras sin luz. Hemos de conocer y poder asumir los riesgos económicos a los que nos enfrentamos, como las perturbaciones de la cadena de suministro. Y, como cuarto ejemplo, tiene, por supuesto, riesgos militares. La guerra de Putin contra Ucrania es la mayor amenaza para nuestra seguridad. Dada la magnitud de estos retos, debemos colaborar más estrechamente.
La preparación para gestionar posibles crisis no puede ocurrir en un silo. Prepararse ante amenazas requiere estar listos para poder utilizar de manera coordinada todas las herramientas y recursos necesarios de las políticas públicas, movilizando a las autoridades a todos los niveles (nacional, local y de la UE) en función de sus diferentes funciones. También es necesaria la participación del sector privado, la sociedad civil y los ciudadanos.
En su programa político para el nuevo mandato, la presidenta Von der Leyen anunció la elaboración de una Estrategia de Preparación de la Unión, que se inspirará en el informe sobre la preparación civil y militar de la UE que precisamente fue presentado por el antiguo presidente finlandés Sauli Niinistö el pasado 30 de octubre.