A principios de abril de 2022 trascendió la noticia de que fuerzas militares rusas habían asesinado a decenas de civiles en la ciudad ucraniana de Bucha. La propaganda rusa se puso en marcha con una avalancha de mentiras sobre esta matanza. Con el paso del tiempo, hemos visto cómo han ido surgiendo nuevas falsedades sobre esta atrocidad.
Hace un año, a finales de marzo de 2022, fuerzas del ejército ruso perdieron la batalla por Kiev, que había comenzado con un ataque aéreo en las primeras horas del 24 de febrero. La valiente resistencia ucraniana obligó a las tropas rusas a retroceder a la ciudad de Bucha, en su operación de retirada de la capital. Inmediatamente se informó de cadáveres en las calles, muchos de ellos eran de civiles ucranianos que habían sido asesinados con las manos atadas a la espalda. Este relato iba acompañado de fotos macabras tomadas por testigos presenciales. Hoy son ya numerosas las investigaciones, incluido un informe detallado de las Naciones Unidas, que han demostrado la culpabilidad rusa de este ataque.
Aquí examinamos lo que sucedió después de los asesinatos. ¿Qué tácticas empleó el Kremlin para intentar confundir al mundo, eludir su responsabilidad e intentar suavizar el impacto de unos crímenes verdaderamente atroces?
El Kremlin vuele a usar su manual habitual de manipulación: recuerden el vuelo MH-17
El Kremlin volvió a su táctica habitual cuando le pillan con las manos en la masa: negar, negar y negar; culpar a los demás; inventar historias que rozan la fantasía; no disculparse nunca; no admitir la realidad; no reaccionar; no responsabilizar nunca a sus agentes individuales sobre el terreno. Más bien todo lo contrario: inventar un relato falso. De esta manera, los propagandistas prorrusos han utilizado falsedades muy poco convincentes para construir una compleja arquitectura de mentiras transparentes.
Un buen ejemplo de esta táctica fueron la multitud de falsedades difundidas tras el derribo del MH-17, un avión malasio destruido el 17 de julio de 2014 por las fuerzas rusas, provocando la muerte de sus 298 pasajeros. Otro tanto puede decirse de los intentos de Moscú de ocultar los terribles ataques a Mariupol durante la primavera de 2022, como puede comprobarse en este enlace.
Decir una cosa y su contraria, pero siempre bien alto
Los discursos iniciales del Kremlin sobre Bucha fueron a menudo contradictorios, dando una sensación de clara chapuza comunicativa. El objetivo probable era generar el mayor ruido posible para desviar la atención de la realidad que se estaba gestando en esta ciudad, situada al noroeste del centro de Kiev.
En abril y mayo de 2022, los medios de comunicación partidarios del Kremlin alegaron que era Ucrania quien había planeado la masacre. Los comentaristas de los medios de comunicación públicos afirmaron que eran Washington, Londres y Bruselas quien la habían organizado, o incluso que el director de un canal de televisión de música ucraniano era el verdadero culpable.
Según funcionarios rusos, los medios de comunicación estatales y los principales propagandistas (como puede verse en este enlace), la masacre fue tan falsa como las acusaciones occidentales relativas a los ataques con armas químicas atribuidos al presidente sirio Bashar Assad. Tan falso como Srebrenica, una masacre escenificada, sin pruebas fehacientes, una mentira odiosa: negar, negar y negar.
Poco después, los medios de comunicación empezaron a difundir una nueva versión de las historias del vuelo MH-17, inventando extraños y supuestos «detalles técnicos» para crear la ilusión de un conocimiento experto interno. Se afirmó entonces que la falta de sangre y la rigidez de los cadáveres demostraban que las víctimas de la masacre habían sido asesinadas tras la marcha de los rusos el 30 de marzo. O aún más descabellado: los cuerpos estaban vivos y los cadáveres eran, en realidad, actores colocados en las calles para que los fotografiaran porque parecían moverse. O bien se trataba de cadáveres de ucranianos prorrusos, que las fuerzas armadas ucranianas habían matado al entrar en la ciudad, por ejecución o quizá por fuego de artillería.
Pero los cuerpos también podrían haber pertenecido a «colaboradores» prorrusos a los que los nazis ucranianos habían matado antes. Tal vez los nazis se deshicieron de los cuerpos en un bosque cercano a Irpin y luego los transportaron a Bucha para hacerlos pasar por civiles ucranianos asesinados por Rusia. ¿Confundido? ¿En quién se puede confiar? ¿Quién sabe?
Cómo acabar con las historias delirantes: empieza la conspiración
Lo que ocurre con la desinformación es que múltiples historias, aunque sean contradictorias, refuerzan la sensación de confusión o incredulidad ante una explicación verdadera, bien investigada y documentada. La mente humana es curiosa y se siente atraída por escándalos y rumores, buscando respuestas a lo inexplicable. Por eso, el hábil manipulador sigue añadiendo elementos que atraen la atención y distraen de la verdad. La aparición de tantas historias cambiantes y contradictorias no es accidental, sino intencionada.
A menudo, estas historias se adentran en el universo de las teorías conspirativas. Esto abre las puertas a quienes buscan las razones más profundas y ocultas de los problemas y los conflictos. La conspiración es la base de muchas de las manipulaciones favorables al Kremlin en la mayoría de los temas políticos. Aquí puedes encontrar más 1.700 ejemplos de casos de nuestra base de datos para descubrir el universo de la conspiración.
Así, hasta abril de 2022, los medios favorables al Kremlin adujeron las razones por las que Ucrania podría escenificar una representación falsa tan horripilante, utilizando actores o cadáveres: ¿querían quizás desbaratar un avance pendiente en las negociaciones entre Rusia y Ucrania?, ¿o justificar nuevas sanciones contra Rusia?, ¿o distraer la atención de las imágenes de ucranianos torturando a prisioneros de guerra rusos?, ¿o que se dejara de hablar de los laboratorios de guerra biológica financiados por Estados Unidos en Ucrania?
Mentiras, malditas mentiras y sus secuelas
Los medios de desinformación rusos difundieron su primera generación de relatos manipulados sobre Ucrania en abril y a principios de mayo de 2022, convirtiéndolas más tarde en una historia que sostenía que Rusia era incapaz de cometer ningún crimen de guerra. Por lo tanto, las pruebas de otros crímenes también eran falsas. La idea de una «falsa masacre de Bucha» se convirtió en una especie de plantilla para quitar crédito a todas las atrocidades cometidas por las tropas rusas.
Puede sonar perverso, pero existe cierta pretensión rusa de «estar en posesión de la verdadera historia de Bucha». Esto hace que los principales propagandistas rusos, como Vladimir Solovyov y otros, pasen a la ofensiva para esgrimir, de forma proactiva, el relato de Bucha, desde su propia perspectiva. Dentro de esta táctica, los críticos que se refieran a Bucha o a otras atrocidades son tachados de «rusófobos», otro truco clásico en el manual de manipulación del Kremlin.
Por ejemplo, el 27 de junio se informó de que misiles rusos habían alcanzado un centro comercial de la ciudad ucraniana de Kremenchuk. Los medios de comunicación favorables al Kremlin rechazaron las informaciones sobre el ataque, calificándolo de «provocación ucraniana similar a la de Bucha». En agosto, un comentarista afirmó que Occidente está luchando contra Rusia mediante «operaciones de guerra psicológica», entre las que incluía la «masacre de Bucha».
En septiembre, Ucrania lanzó una contraofensiva desde Járkov que rápidamente liberó territorios ocupados por Rusia. Moscú tuvo problemas para explicar cómo y por qué sucedió, pero pronto aparecieron informes sobre fosas comunes descubiertas cerca de la ciudad liberada de Izium. Algunos cadáveres mostraban signos de tortura. Fieles a su costumbre, los propagandistas rusos se encogieron de hombros calificando estos informes de «Bucha 2.0». Hemos publicado un desmentido de estas falsas afirmaciones.
Retirada como gesto de buena voluntad y ¿quién dijo asesinatos?
A principios de 2023, apareció otra narrativa rusa, dirigida principalmente a los hispanohablantes de América Latina y al público francófono de África. Esta narrativa es una reiteración depurada de sus predecesoras, pero a pesar de presentar menos contradicciones, sus mentiras son igualmente escandalosas.
Entre sus afirmaciones, sus relatos sostienen, con una mendacidad impresionante, que los soldados rusos no fueron expulsados de Bucha, sino que abandonaron la ciudad como «gesto de buena voluntad de Moscú». También afirma que las autoridades ucranianas no han proporcionado informes forenses «detallados y verificados» de las muertes de civiles, a pesar de los numerosos informes que los equipos forenses han redactado o están aún elaborando.
Un pasado infame prepara el terreno para nuevas mentiras
Durante años, si no décadas, la desinformación favorable al Kremlin ha preparado a su público, extranjero y nacional, para rechazar cualquier acusación con el argumento de que Rusia nunca tiene la culpa, sino que es la víctima de intrigantes rusófobos que pretenden dañar a su pueblo, difamar su historia y destruir su Estado.
Por lo tanto, la próxima vez que se descubra una atrocidad, prepárese para una nueva tormenta de desinformación, pero mantenga la calma y rechace la manipulación del Kremlin. Y recuerde a Bucha: aquí puede ver un breve relato visual de lo que allí ocurrió.
Detalles
- Fecha de publicación
- 31 de marzo de 2023
- Autor
- Representación en España